INTRODUCCIÓN

Actualmente se estima que las áreas protegidas terrestres, ocupan alrededor del 13% de la superficie terrestre (Jenkins & Joppa, 2009; Campbell et al., 2008). Esto significa que aproximadamente 15.5 millones de km2 de tierra se identifican actualmente como áreas protegidas, mismas que brindan a la sociedad diversos servicios ecosistémicos, entre ellos la mitigación del cambio climático (Melillo et al., 2016).

Entre los distintos beneficios y servicios que ofrecen las Áreas Naturales Protegias (ANP), se encuentran: las materias primas; la provisión, filtración y regulación de recursos hídricos; el almacenamiento de carbono; el control de la erosión del suelo; la polinización; la protección costera y amortiguamiento ante fenómenos naturales; la oferta de sitios para el desarrollo de turismo sustentable y soluciones naturales ante la adaptación al cambio climático (Bovarnick, 2010; Daily & Matson, 2008).

En en caso de México, las crecientes presiones antropogénicas han llevado a la destrucción y deterioro de parte del capital natural, afectando la provisión de bienes y servicios ecosistémicos. Ante ello, las ANP han demostrado ser un instrumento costo-eficiente para conservar la biodiversidad, usarla de manera sostenible y promover el desarrollo sustentable de la población que vive en ellas. Asimismo, las ANP son la piedra angular para combatir el cambio climático por medio de su capacidad para capturar grandes cantidades de carbono y ser zonas de amortiguamiento para eventos climáticos extremos (CONANP, 2015b).

Es así que en México, las ANP se han consolidado como regiones prioritarias de conservación de la biodiversidad y como espacios fundamentales para implementar estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático (CONANP, 2015b).

Por todo lo anterior, creemos que la derrama positiva de las ANP excede los límites de las mismas contribuyendo tanto al desarrollo regional como al bienestar de todos los mexicanos. Sin embargo, las ANP enfrentan retos significativos vinculados con la afectación de sus funciones naturales; por ende, es crucial generar información y conocimiento sobre los servicios ecosistémicos que generan a fin de robustecer la actual estrategia de conservación para fortalecer las ANP y con ello contribuir a superar los retos y asegurar que cumplan con sus funciones de conservación y provisión de servicios ecosistémicos.

Ante el reto, distintas organizaciones e instituciones nos hemos dado a la tarea de la construcción de un enfoque que permita recopilar información para cuantificar las consecuencias a escala local del cambio de uso y cobertura terrestre para los servicios ecosistémicos identificados como prioritarios para el complejo de Áreas Naturales Protegidas de la Sierra Madre de Chiapas conformado por las Reservas de la Biósfera Volcán Tacaná, El Triunfo, La Sepultura, y el Área de Protección de Recursos Naturales La Frailescana.

El objetivo es desarrollar una aproximación con base en el enfoque de valoración económica de servicios ecosistémicos que permita incorporar información sobre las consecuencias del cambio en la cobertura terrestre de la región para evaluar cambios en la prestación de servicios ecosistemicos y a su vez contribuir a la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, en donde éstos sean los elementos clave para el crecimiento sustentable, el desarrollo y el bienestar social.

Para enfrentar lo anterior, presentamos una metodología espacialmente explicita que integra los elementos biofísicos del ecosistema con los valores económicos de los servicios ecosistémicos en el complejo de Áreas Naturales Protegidas de la Sierra Madre de Chiapas, a través de talleres participativos con tomadores de decisión y actores interesados. Lo anterior, basados en una metodología desarrollada para la GIZ sobre la “Integración de los Servicios Ecosistémicos en la Planificación del Desarrollo” (ISE).

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