Proyecto:  Sistema de Información para apoyar el fortalecimiento de la Cafeticultura en México

Recomendaciones para activar una estrategia de recuperación de las zonas Cafetaleras de México

 

 

Contexto del proyecto

En los términos de referencia se establece claramente el contexto del proyecto y específicamente, de las recomendaciones; a continuación se precisan los principales referentes contextuales.

El principal refiere a los criterios rectores de IICA en torno a mayor inclusión social y creciente productividad bajo pautas de sustentabilidad ambiental; mismos que cristalizan en los proyectos insignia vertebradores de la acción IICA:

  1. Competitividad y sustentabilidad de las cadenas agrícolas para la seguridad alimentaria y el desarrollo económico.
  2. Inclusión en la agricultura y los territorios rurales.
  3. Resiliencia y gestión integral de riesgos en la agricultura.
  4. Productividad y sustentabilidad de la agricultura familiar para la seguridad alimentaria y economía rural.

Un segundo elemento contextual y de la mayor importancia refiere a la conocida y compleja problemática del café, que en forma esquemática se sintetiza en: el cultivo de café, involucra a cientos de miles de productores en condiciones de pobreza y con predominio de la agricultura familiar; con degradación y pérdida de los sistemas de cultivo favorables a los servicios ecosistémicos; presenta tendencia a una mayor participación de la mujer e involucramiento de pobladores sin activos, en particular, migrantes; en contraste a esta problemática, se observan crecientes potencialidades en exportaciones, diversidad productiva, ingresos, y aportes a la preservación y aprovechamiento del capital natural y su servicios ecosistémicos.

En México, el número de productores de café asciende actualmente a 477 964 de personas y una superficie sembrada de 732,791 hectáreas, se cultiva en quince estados de la República, concentrándose el 91.4% del volumen y 93.3% del valor en cuatro de ellos: Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca. Las entidades restantes, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, México Tabasco, Morelos, Querétaro y Michoacán, concentran el 8.6% del volumen y 6.7% del valor. La información estadística por estado, área, producción y rendimiento de los territorios cafetaleros se puede consultar con detalle en la sección de: Tendencias de café, producción, superficie y rendimientos (ver http://caferegionmexico.com/).

El cultivo de café es parte de una cadena de valor con un peso singular para la economía nacional, que resulta especialmente relevante para la sustentabilidad y el desarrollo territorial en bosques y selvas del trópico húmedo de México. No sólo es uno de los principales productos agrícolas con los que México compite a nivel internacional con millonarios ingresos anuales, sino que además las mayores superficies cafetaleras en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz conviven con importantes ecosistemas forestales de alta biodiversidad en flora y fauna donde los arbustos del café son cultivados bajo sombra de manera tradicional y por pequeños productores.

Una de las características de los arreglos de café en México es que éstos están adaptados a las condiciones ambientales, económicas y políticas de cada región con modalidades que van desde la sombra diversificada con árboles nativos hasta policultivos diversos o simples con especies arbóreas frutales y forestales maderables y los especializados con sombra monoespecífica. Cada arreglo conlleva labores culturales y definen estrategias productivas diferenciadas de acuerdo con las condiciones ecológicas existentes, circunstancias económicas e intereses productivos (Moguel y Toledo, 1996).

En cuanto al cultivo del café bajo sombra, éste constituye un claro ejemplo del buen manejo agroforestal con frecuente diversificación productiva; de sus varios arreglos se deriva una amplia gama de productos para el autoconsumo y la comercialización así como numerosos servicios ambientales entre los que se cuenta la retención de agua, conservación de suelo y captura de carbono (Moguel y Toledo 1999; Grossman, 2003).

Otro rasgo central de la cafeticultura mexicana es su carácter minifundista y disperso, las parcelas de café tienen en promedio 2 ha y están débilmente integradas en asociaciones locales o regionales de productores; además, en diversos territorios del café son cultivados por indígenas en condiciones de alta marginación y pobreza. En esta línea, es relevante mencionar que para un conjunto importante de productores el café constituye su principal fuente de ingresos, lo cual los hace particularmente sensibles a los cambios en la política agrícola y las variaciones de precios en el mercado (Robles, 2011).

Y otro conjunto no menor, los productores se caracterizan por su diversidad productiva: el café se asocia con maíz y otros cultivos, así como con una amplia diversidad de árboles frutales y forestales que junto con la pequeña ganadería y la oferta de mano de obra en actividades no agrícolas configuran una estructura de ingresos diversificada para los productores

Lamentablemente en los territorios cafetaleros, en donde predomina de manera significativa la agricultura familiar, se presentan también enormes rezagos sociales y fuertes limitaciones productivas, acompañadas de profundo atraso institucional y tecnológico. Este rezago contrasta con la evolución creciente registrada en Centroamérica, tanto en términos de competitividad, como de adopción de prácticas sustentables.

Lo anterior perfila un escenario productivo con una tendencia a mayor exclusión y menor sustentabilidad: las compañías torrefactoras y exportadoras con pleno acceso a financiamiento, a información sobre mercados, innovaciones tecnológicas y previsiones climáticas, logran dominar intercambios comerciales, imponen precios a los productores y oferta al consumidor; sin consideración a impactos en biodiversidad y servicios ecosistémicos. La exclusión social llega a manifestarse en que la participación de los pequeños productores en la cadena de valor ha sido seriamente restringida por la falta de crédito y apoyo institucional, inclusive ocasionando el abandono de sus sistemas agrícolas tradicionales (Bolwig, et al., 2010).

Un desafío adicional para la cafeticultura bajo sombra se encuentra en la aparición de brotes atípicos de roya, que en los cafetales pobremente manejados y expuestos a periodos prolongados de lluvia y sequía con temperaturas altas, han conducido a importantes pérdidas en la producción. Aunque seriamente debilitados por estas dinámicas, los cafés bajo sombra aún prevalecen en las parcelas de los principales estados cafetaleros con sus arreglos rústicos y diversificados en policultivo manejados por el sector campesino e indígena (Hernández, 2014).

Ante esta problemática, recientemente se avanza en su atención con el PIAC (Programa Integral de Atención al Café) y con la propuesta de IICA a favor de un nuevo arreglo institucional. Hacia adelante, también resulta de alta relevancia aprovechar la experiencia desarrollada en Centroamérica, que se verá enriquecida con el PROCAGICA (Programa Centroamericano de Gestión Integral de la Roya del Café).

También resulta favorable que la CONAGO y su Comisión de la Región Sur-Sureste han acordado una agenda compartida denominada Cinco iniciativas de acción conjunta regional; además, FIDESUR (Fideicomiso para el Desarrollo Regional del Sur Sureste) se ha orientado a una total promoción de esta agenda compartida, en la cual destaca la Iniciativa 3, dedicada al impulso de un Programa de recuperación y desarrollo de las zonas cafetaleras del Sur-Sureste, en sinergia con otras dos iniciativas de la agenda, relativas a fortalecer las cadenas agroindustriales de valor agregado, a la activación de acciones de adaptación al cambio climático.

Orientaciones de las recomendaciones

La elaboración de las recomendaciones está sustentada en un enfoque territorial, en una revisión bibliográfica y en los hallazgos derivados de tres líneas de trabajo de este proyecto que comprenden un análisis territorial del café, desde perspectivas de productividad, de inclusión social y de sustentabilidad, con énfasis en visibilizar y revalorar el café de sombra.

Las recomendaciones están alineadas con la tendencia internacional a transitar hacia políticas diferenciadas territorialmente. Asimismo y en respuesta a la elevada presencia del minifundismo y la diversidad productiva, se enfocan a la recuperación de los territorios del café (no sólo al café en sí), y valoran en los productores de café de sombra, su papel en el aprovechamiento sustentable de recursos naturales.

Las recomendaciones también se sustentan en los hallazgos de las líneas de trabajo del proyecto, cabe destacar los siguientes:

Agricultura familiar

Las distintas tipologías de agricultura familiar perfilan diferentes condiciones de los productores en los territorios cafetaleros, con un dato de la mayor contundencia: en el 74% de las unidades de producción, los productores no pueden vivir exclusivamente de la producción de café; además, con todo y los ingresos que generan de otras actividades agropecuarias, no resultan suficientes; lo cual constata la acentuada pobreza, atenuada parcialmente por los recursos derivados de políticas asistencialistas.

Estos datos duros abonan a dos posibles narrativas en términos de agenda de política pública: la primera y dominante, los productores sin “viabilidad económica” no pertenecen a la esfera del fomento productivo, y sí, a la esfera del asistencialismo; y la segunda, parte de la necesidad de reconocer que en los territorios del café existe un enorme potencial para fomentar su desarrollo, que obliga a valorar los elementos de sustentabilidad e inclusión social, en concreto:

  1. El aporte de buena parte de estos productores al aprovechamiento y conservación del capital natural, lo cual se traduce en la preservación de una gama de servicios ecosistémicos con beneficios a diversas escalas;
  2. y la relevancia de promover su diversidad productiva y sus prácticas agroecológicas; que en la mayoría de los casos se sustenta en estrategias económicas familiares, con alta presencia indígena y participación de mujeres;

Esta segunda narrativa abre un panorama muy diferente para el diseño de políticas rurales diferenciadas territorialmente, con garantía de eficacia desde una perspectiva combinada de productividad, sustentabilidad e inclusión social.

Coberturas forestales, territorios de café y procesos de cambio

En seis regiones socioeconómicas (delimitaciones por los gobiernos de los estados), se concentran el 50% de superficie sembrada de café en México:

  1. Las montañas, Veracruz;
  2. La región del Soconusco, Chiapas;
  3. Costa, Oaxaca;
  4. Sierra Norte, Puebla;
  5. Sierra Mariscal, Chiapas; y
  6. Tulijá-Tseltal-Chol, Chiapas.

A excepción de la región Costa en Oaxaca, en las otras cinco regiones no se presentan combinaciones de café con grandes extensiones de coberturas forestales; en contraste, el resto de territorios cafetaleros sí presentan extensiones importantes y diversas de coberturas forestales en convivencia con el café.

Las coberturas forestales de bosque y selva, en particular los bosques de coníferas, bosques mesófilos y selvas perennifolias, son los principales ecosistemas que conviven con los territorios cafetaleros.

Es de relevancia señalar que las tasas de cambio de uso de suelo reportadas desde el año de 1976 muestran fenómenos de expansión de sistemas productivos a costa de capital natural (coberturas forestales); sin embargo, el cambio de las coberturas forestales en la mayoría de los territorios cafetaleros no es significativo respecto a la dinámica nacional pues las tasas de no cambio o permanencia de coberturas -desde hace 35 años- se reportan por arriba del 70%.

En términos generales se concluye que los sistemas agroforestales de café son un mecanismo de contención del avance de sistemas productivos y una importante fuente de servicios ecosistémicos, en comparación a la dinámica asociada con otros sistemas productivos y su interacción con el entorno.

Poblamiento y accesibilidad rural-urbana

En términos de su extensión territorial, las regiones donde predominan las áreas rurales con menos de 250 habitantes, son la Mixteca, Istmo, Sierra Sur (Oaxaca), Costa Grande (Guerrero), Frailesca, Istmo Costa (Chiapas) y Olmeca (Veracruz).

En cuanto a su superficie, las regiones Istmo, Sierra Norte, Sierra Sur, Mixteca (Oaxaca), Frailesca, Valles Zoque (Chiapas) y Costa Grande (Guerrero) presentan menos de 25 hab/km2. En tanto, las regiones Altos Tsotsil Tseltal (Chiapas), Sierra Nororiental (Puebla) y Las Montañas (Veracruz), son las que exhiben un predominio importante de áreas rurales con los niveles más altos de densidad poblacional, mayores de 100 hab/km2.

El valor promedio del tiempo de traslado para el conjunto de las 32 regiones socioeconómicas seleccionadas por presencia del cultivo del café, se estimó en poco más de 5 horas de traslado a uno de los cuatro centros urbanos más cercanos (ver resultado: Análisis espacial de los territorios del café).

Las regiones donde predominan las áreas rurales que conforman el conglomerado de alta intensidad de poblamiento y alta accesibilidad, se encuentran principalmente en el estado de Veracruz: Las Montañas, Capital, Nautla, Totonaca y Los Tuxtlas, formando un eje en el dirección norte-sur, al que se suma la Sierra Nororiental del estado de Puebla.

Soconusco, Sierra Mariscal y Selva Lacandona (CHIS); Costa, Sierra Norte y Sierra Sur (OAX); y la Montaña de Guerrero se distinguen por una marcada presencia de áreas rurales con alta intensidad de poblamiento y baja accesibilidad.

Estos datos duros perfilan claramente que una estrategia de recuperación de los territorios del café exige intervenciones favorables a una creciente cohesión territorial (ver propuesta RIMISP y asumida en buena medida, por SEDESOL), que se traduzca en una mayor densificación de flujos para fines de empleo, mercadeo de productos e insumos y acceso a servicios de salud, educación.

Tendencias en variables económicas

La siguiente numeralia también apunta la necesidad de avanzar en la trayectoria hacia políticas territorialmente diferenciadas:

  1. Oaxaca es la entidad cuya superficie sembrada de café se ha reducido de forma significativa.
  2. Chiapas y Puebla han mostrado una tendencia decreciente en rendimiento, siendo éste última entidad en la que se observa la reducción más considerable.
  3. Chiapas presenta la mayor reducción de producción: al 2015 con alrededor de 200 mil toneladas menos que en 2003.
  4. Debido a la reducción sustantiva de la actividad cafetalera del Soconusco (CHIS), a partir de 2007 la región de Las Montañas (VER) se convirtió en la más importante del Sur-Sureste en términos de superficie, producción y valor de la producción.
  5. En el caso de Puebla, la región de Sierra Norte es la principal región productiva de la entidad y la segunda a nivel Sur-Sureste.
  6. Las regiones Selva Lacandona, Frailesca y Altos Tsotsil en Chiapas, Sierra Nororiental en Puebla y Los Tuxtlas y Nautla en Veracruz, presentan altos o potenciales rendimientos, pese a no destacar en cuanto a superficie, producción y valor.

 

Los incisos anteriores marcan orientaciones para la elaboración de las recomendaciones, y respaldan cuatro directrices:

  1. Concentrarse principalmente en la Región Sur-Sureste de México, que en conjunto presentan una coincidencia geográfica con el mencionado Proyecto de Integración y Desarrollo de MESOAMERICA; y representan más del 90 % de la superficie de cultivo del café.
  2. Adoptar un enfoque de espacios rurales que permita abordar a las zonas cafetaleras como territorios a desarrollar.
  3. Reformar el paradigma imperante con la finalidad de una equilibrada coexistencia entre el modelo productivista y el sistema de producción minifundista o de pequeñas extensiones, que no compite con altos volúmenes de producción, sino con productos diferenciados por su identidad geográfica, calidad, valores ambientales y sociales.
  4. La prioridad es la inserción en la cadena de valor del café y sus dimensiones de inclusión social y sustentabilidad, de aquí el papel determinante del café de sombra.

 

Las recomendaciones

Premisas y prioridades para una estrategia de recuperación de las zonas cafetaleras

Las recomendaciones perfilan la necesidad de una renovación profunda de la política pública de café y sus instrumentos, que atienda tres retos altamente articulados:

  1. Establecer una trayectoria para transitar de políticas de fomento generales a políticas diferenciadas territorialmente;
  2. Mantener coherencia entre la política pública a nivel Federal y a nivel Estatal
  3. Vincular los programas de asistencialismo social a los programas de modernización del sector, que fomenten la adopción de innovaciones sustentables sobre un modelo de alta productividad, con el fin de superar los problemas de pobreza;
  • La tecnología moderna en café debe combinar los modelos de alta productividad con las sostenibilidad ambiental, el uso de sombra, la producción de bioinsumos y el fortalecimiento organizacional de los productores; bajo esquemas que impulsen el valor agregado, que fortalezcan el comercio justo, la equidad de género y den oportunidades a la juventud rural;

Cabe reiterar que atender el complejo reto social y de preservación de capital natural y sus servicios ecológicos, obliga a innovar una gama de iniciativas para el fortalecimiento del sistema de café bajo sombra y el comercio justo; congruente con la diversidad cultural.

El punto de partida es la adopción de un enfoque de desarrollo rural territorial que permita mirar a las zonas cafetaleras de manera diferente: como un conjunto de prácticas territorialmente diferenciadas, culturalmente heterogéneas, insertas en formas de vida diversificadas en las que las acciones de competitividad, innovación y acceso tecnológico, así como de fortalecimiento de la institucionalidad e identidad local, son igualmente necesarias para mejorar la diversidad productiva pero también para impulsar otras actividades territorialmente relevantes (Schejtman y Berdegué, 2004; Delgadillo, 2006; Cliche, et al., 2015).

Sin embargo para que estas acciones sean efectivas, se requiere de cobertura jurídico-institucional y sostenibilidad en el tiempo de las iniciativas para contrarrestar las crónicas asimetrías existentes en la cadena de valor y hacer frente a la intensificación de la variabilidad climática, las tendencias de cambio en los mercados y en los tratados internacionales de comercio (Llambí y Duarte, 2006; Pérez, 2010). Incluso, una oportunidad es vincular los programas de fomento, como el PIAC, con recursos de apoyo y transferencia social y las acciones de los gobiernos estatales para orientar la estrategia y garantizar impacto

En este proceso, el reconocimiento de la identidad territorial del café es clave para construir nichos de mercado con plena identificación tanto de su origen geográfico como de su calidad, forma de manejo y características agroecológicas. Además es importante valorar la inserción de esquemas de transferencia de tecnología de mediano plazo para la producción de café sostenible y diversificado, que contribuya a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de las familias.

Promover, enriquecer y concertar una agenda compartida entre los principales actores, focalizada a iniciativas de reforma de los instrumentos de política

En esta dirección, a continuación se presentan una serie de propuestas concretas, NO generalizables, al contrario, por aplicarse en función de su sintonía con las condiciones y oportunidades de los diversos territorios del café.

Orientar geográficamente los recursos y las acciones públicas para atenuar de forma territorialmente diferenciada la tendencia de maximizar densidad y rendimientos mediante cafetos de corta talla y vida breve, cultivados a pleno sol y fuertes dosis de agroquímicos. Para lograrlo, es importante promover la conversión, fomento y mercadeo de variedades desarrolladas en sistemas agroecológicos que modifiquen las tendencias de degradación en las formas de producción y servicios ecosistémicos que en muchos territorios se están dando por estos sistemas de producción extensivos

También se trata de atenuar las tendencias en el cultivo de café basadas en el bajo costo y la estandarización de las variedades mediante estrategias y programas que promuevan el café de especialidades.

Y a la par, se debe evitar la asociación de sistemas de producción de bajo costo, con sistema de producción de baja productividad, para esto es necesario el desarrollo de modelos de producción con parcelas de productores que demuestren que es viable producir de forma sostenible, con bajo impacto ambiental, con alta calidad, alta productividad, bajo costo y de forma rentable.

En los territorios donde existan condiciones se debe abandonar el modelo de producción de bajo costo (mínimas prácticas y ausencia de manejo e insumos y deficiente nutrición) ya que es sinónimo de baja productividad y rentabilidad.

Una directriz transversal apunta un obligado énfasis en la identidad geográfica así como las relaciones cercanas y de largo plazo entre productores y compradores. En conjunto se promueve una forma de cafeticultura contractual con reglas transparentes y flexibles ante los cambios del mercado.

En especial, en los programas de fomento y reconversión a cafés de especialidades una componente sustantiva son las acciones de conservación de suelos que incluyan terraceos y cercos vivos formados a partir de leguminosas.

Todo lo anterior requiere desarrollar servicios financieros que promuevan los programas de conversión, fomento y comercialización de la cafeticultura a través del crédito, ahorro y recepción de remesas orientadas a las asociaciones de pequeños productores. Y reorientar algunos de los ya existentes para la contratación de jornales en las labores culturales del café (las cuales se consideran de las más onerosas para este cultivo, condicionando seriamente su productividad), y que sean ejercidos directamente por las asociaciones de productores.

 

El financiamiento también contempla otras dos vertientes de reforma:

 

  1. Que el Pago por Servicios Ambientales incorpore una modalidad para la inclusión de las parcelas con renovación de café bajo sombra con variedades de alta productividad y calidad, donde los montos sean escalonados en función del buen manejo (buenas prácticas de producción de café sustentable). Renovar las plantas de café con variedades desarrolladas en sistemas agroecológicos, que han probado ser resistentes a diferente plagas mostrando altas tasas de producción, y aquellas pertinentes derivadas de las innovaciones tecnológicas que permitan reaccionar de manera oportuna ante contingencias ambientales debidas al cambio climático, siempre y cuando sean compatibles con los sistemas agroforestales diversificados que incluyan especies maderables autóctonas, árboles frutales con potencial de mercado, cultivos comercializables y de autoconsumo y otras actividades como el establecimiento de colmena; todo esto con la finalidad de asegurar la preservación de los servicios ecosistémicos (Libert y Paz, 2017);

 

  1. EL diseño de un fondo de apoyo al acopio y comercialización con tres componentes: respaldo a la recuperación de los préstamos a la producción de café, compensado los precios de compra; fomento a la multiplicación y ampliación de tianguis y, mercados locales; y promoción compartida con asociaciones cafetaleras de pequeños productores. Este fondo además puede asistirse de financiamientos de proyectos con las organizaciones de pequeños y medianos productores de café, promoviéndose acortar la cadena de intermediación en el comercio del café.

 

Y acompañarse del financiamiento de proyectos de “microbeneficios” para el procesamiento del café y valor agregado por parte de las organizaciones de pequeños y medianos productores, acortando la cadena de intermediación.

Y la componente sustantiva: la organización comunal y fortalecimiento organizacional. Su evolución es obligada para innovar sus procesos productivos, evitar la venta de tierras y la reconversión hacia otros cultivos menos sustentables. De aquí que el diseño de las políticas públicas alrededor del café se piense también en términos de una agricultura asociativa y del fortalecimiento de la cohesión social. Y reforzar sus derivaciones en desempeño económico, en particular por la vía de esquemas de asesoría técnica basados en la capacitación y formación campesina en redes, aprovechando sus conocimientos y buenas prácticas de manejo con probada efectivas para aumentar rendimientos, calidad y resiliencia contra plagas y enfermedades como la roya.

 

Líneas de acción en materia de capacitación, innovación, tecnología e infraestructura en territorios del café

 

  1. Incluir en los programas de reconversión de cafés convencionales y de especialidades, la capacitación y fortalecimiento del capital humano existente en las distintas formas de organización comunitaria, a fin de integrar núcleos calificados capaces de brindar asistencia técnica, supervisión, asesoría y formación de nuevos técnicos al interior de las mismas comunidades / asociaciones sobre aspectos de planeación y seguimiento en las distintas etapas de la cadena de valor del café. Un comienzo es considerar y retomar las propuestas de fortalecimiento de capacidades a productores que IICA ha desarrollado a nivel estatal con Universidades de México; incluso el desarrollo de un diplomado en café para técnicos, productores e hijos de productores, en alianza con una universidad de México.

b. Desarrollar un programa nacional de investigación, fomento y desarrollo de variedades de café, donde las variedades prioritarias sean las identificadas como resistentes a variaciones climáticas y plagas; y también sean valoradas por productores y validadas por profesionales en un proceso de diálogo y concertación.                                                                      

c. En territorios marginados privilegiar la innovación de la cadena productiva del café sobre la base del sistema de beneficiado doméstico en pequeña escala, es decir, impulsar el financiamiento, uso y capacitación para la operación de microbeneficios de café para el beneficiado de la etapa húmeda y seca, incluso en casos calificados, avanzar al tostado, molido y empaque. Estos centros de proceso también pueden realizar labores de acopio, clasificación y comercialización de los cultivos y actividades provenientes de la diversificación.

Además, contemplar la incorporación de despulpadoras manuales con manejo ecológico y considerar el empleo de la pulpa en composta.

d. Focalizar los esfuerzos de ampliación, mejora y mantenimiento a la infraestructura, particularmente de carreteras y caminos rurales, con fines conectividad rural urbana favorable a los flujos de comercialización, favorable a la articulación efectiva de sistemas agroalimentarios locales y regionales.

e. Desarrollar plataformas GeoWeb de servicios a las cadenas de valor del café, con énfasis en los servicios destinados a los pequeños productores, que les resulten útiles para fortalecer su posición regional, sus capacidades de negociación con otros actores, y sobre todo, sus oportunidades de acceso a información, conocimiento capacitación, financiamiento y programas de comercialización.

 

Se trata de brindar un servicio público de elementos de información, conocimiento, innovación, transferencia tecnológica y capacitación; y el servicio -bien público- se distinga por permitir una alta interacción con los productores y sus organizaciones. De forma tal que, la participación de los pequeños productores a través de sus percepciones, experiencias de manejo agrícola, buenas prácticas, análisis visuales, mediciones y verificaciones directas en campo son centrales para construir soluciones geográficas, tecnológicas, ambientales, financieras e identificar oportunidades de mercado efectivas. Al tiempo que se reafirma la institucionalidad comunitaria y se mejoran sus capacidades de negociación.

 

Hacia políticas diferenciadas territorialmente con énfasis en la atención al café de sombra

Un elemento central del desarrollo rural territorial consiste en superar la aplicación de políticas uniformes sobre actores rurales cuyas características de manejo productivo y contexto socioeconómico son claramente diferentes. En México el café constituye un ejemplo de sistema agroforestal autóctono diversificado, el cual es mayoritariamente cultivado en condiciones de sombra y acompañado por numerosas especies. Los esfuerzos científicos basados en conocimiento empírico sugieren que este sistema se clasifica en rusticano o de montaña, donde simplemente se sustituyen plantas arbustivas por plantas de café; policultivo tradicional, donde el cafeto se cultiva junto con otras especies útiles, nativas o introducidas; y policultivo comercial, donde se sustituye la vegetación original por especies arbóreas de sombra, con menos variedad que en el anterior manejo.

Estos esquemas de manejo tradicional deberían servir como base para la formulación de políticas públicas diferenciadas que contribuyan a una mejor asignación de recursos, diseño de tecnologías innovadoras y culturalmente adaptadas satisfaciendo simultáneamente las necesidades productivas, la continuidad de este modelo productivo y la conservación del medio ambiente.

En esta dirección y retomando los referentes y orientaciones ya mencionados, las recomendaciones se concretan en:

a. Conformar un presupuesto integral para el café bajo sombra alineando los programas existentes de subsidio, extensión, capacitación e investigación en los que se incluya:

  • la compra y distribución de fertilizantes e insumos, especialmente los biotecnológicas y sustentables;
  • el desarrollo y adopción de tecnologías alternativas;
  • la investigación aplicada y convenida con los productores;
  • el financiamiento para el acopio entre las asociaciones de productores; y
  • los esquemas de extensionismo con formación y capacitación para el desarrollo de capacidades entre los productores;

 

b. Para cada estado productor de café elaborar clasificaciones/tipificaciones adaptadas al manejo tradicional y los aspectos socio-productivos, tales como calidad y rentabilidad de la producción, así como de las características socioeconómicas de las unidades de producción, patrones de biodiversidad y contribución a la producción de servicios ecosistémicos.

c. Aplicar un programa de reemplazo de cafetales envejecidos o afectados por plagas o enfermedades que considere la función social y ecosistémica de los cafés bajo sombra priorizando el papel que juegan en la conservación del ecosistema, introduciendo tanto variedades desarrolladas en sistemas agroecológicos que han probado ser resistentes a diferente plagas y enfermedades dando altos rendimientos, como aquellas derivadas de innovaciones tecnológicas que permitan reaccionar de manera oportuna ante fenómenos extremos debidos al cambio climático, siempre y cuando sean compatibles con los sistemas agroforestales diversificados. En esta dirección apunta la propuesta de promover la renovación de cafetales empleando variedades desarrolladas en sistemas agroecológicos, con buenas características organolépticas y aptitudes productivas mediante un programa que considere su estudio junto con el de las buenas prácticas de manejo asociadas en donde participen las cooperativas de café, asociaciones de productores así como centros de investigación. (Libert y Paz, 2017).

d. Simultáneamente, las plantaciones de café pueden combinarse con aprovechamientos maderables y no maderables contribuyendo a los compromisos que México ha suscrito a nivel internacional sobre suelos degradados y seguridad alimentaria (iniciativa 4/1000); es importante valorar otras opciones de diversificación. Y bajo un criterio: mantener un programa agronómicamente bien manejado que además impacte en la economía de las familias productoras de café.

e. Promover el acceso de las parcelas de café al mercado de bonos de carbono como una estrategia de capitalización y sostenibilidad de los cafetales bajo sombra no sólo en mercados internacionales sino también nacional a través de un programa de monitoreo y verificación. Asimismo, considerar este esquema a programa de crédito, donde los ingresos por venta de carbono apalanquen las tasas de interés y puedan ser instrumentos de garantía.

Cabe reiterar que este apartado de recomendaciones presenta un necesario sesgo a favor del café bajo sombra; y no pretende abarcar políticas diferenciadas a territorios del café con otras condiciones y oportunidades.

Por ejemplo y de la mayor importancia, es necesario focalizar la introducción de variedades de alta productividad y tolerantes a la roya como las Robustas y Arábigas de la familia Catimor, y Sarchimor y los híbridos F1, a las parcelas de zonas degradadas / afectadas por la roya en altitudes bajas como estrategia de renovación, manejo de tejidos (poda), revegetación o restauración. Si bien estas variedades  han sido considerados en algunos casos como cafés especiales, su calidad en taza también puede llegar a ser baja  y con un manejo claramente contrario al arreglo agroforestal del café bajo sombra, su producción es funcional al mercado de los cafés solubles y de mezclas logrando asegurar ingresos a los productores. (Libert Aminco and Pellat Paz 2017).

                              

Tema especial y prioritario: fomento y valoración de las funciones sociales del café

a. Colocar en el centro del diseño de las políticas públicas y programas a las mujeres y los jóvenes. Primero, brindando el acceso de las mujeres a los activos centrales para su empoderamiento y visibilización del papel que ellas tienen en la cafeticultura: la tierra y el crédito, garantizando esta manera sus derechos de titularidad y propiedad junto con programas focalizados que les permitan acceder y controlar los recursos agrícolas. Asimismo, los jóvenes pueden ser actores y destinatarios clave de los esfuerzos de innovación tecnológica y empresarial para el sector cafetalero y su desarrollo.

 

b. Impulsar los espacios de las mujeres en las actividades de la cafeticultura mediante la promoción de asociaciones de mujeres y la elaboración de proyectos productivos con enfoque de género que incluyan la construcción de viveros, invernaderos, laboratorios, granjas integrales, agricultura y ganadería de traspatio y otros en el sector terciario como maquiladoras susceptibles de ser financiadas. En paralelo, desarrollar programas de ecoturismo o agroturismo que integren los atractivos paisajísticos, las labores culturales de café, así como las tareas del beneficio húmedo en tours y estancias operados por jóvenes y mujeres.

 

c. Crear un seguro universal para productores entre los que se incluya al café y sus cultivos asociados con hasta 10 ha a través de Agro Asemex o del Programa de Vigilancia Epidemiológica de SENASICA en donde se incluya garantía de precios, catástrofes climáticas, pérdidas por plagas y enfermedades como roya, broca, ojo de gallo, etc, seguro de vida y cobertura de salud.

A manera de corolario

Esta gama de recomendaciones concretas para una renovación de la política pública de fortalecimiento de los territorios del café, presuponen activar dos procesos de concertación interinstitucional y hacia las representaciones de los productores:

El primero refiere al padrón cafetalero, a su evolución hacia un instrumento base de las políticas territoriales del café; lo cual significa su rediseño como un bien público, caracterizado por:

  1. conformar un mecanismo favorable a una inclusión social en sintonía con la diversidad de territorios del café y sus pobladores;

 

  1. incorporar la información necesaria para distinguir los diversos perfiles de productores; en especial, brindar los elementos necesarios para ponderar la valoración de los aportes a la preservación de servicios ecosistémicos, que generan los productores dedicados al café bajo sombra;

 

  1. establecer un puente con la CONAFOR, INECC, REDD+ con fines de dar sustento a las propuestas relacionadas con la aplicación de una modalidad de PSA;

 

  1. y de la mayor importancia, la evolución del padrón como instrumento soporte del rediseño de programas, la planificación de acciones, el monitoreo de las acciones de gestión pública y la rendición de cuentas; en particular, la estimación de la cosecha cafetalera, la evaluación de la efectividad de los apoyos, transferencias, entrega de plantas e insumos;

El segundo proceso de concertación apunta la necesidad de una Plataforma GeoWeb cuyo diseño y funcionalidad estén orientados a:

  1. monitorear la cobertura de vegetación en las zonas de café de sombra; con derivaciones en nichos de mercado, seguimiento de cumplimiento de la ya comentada modalidad de PSA;

 

  1. dar soporte a un sistema de alerta temprana en materia de evidencias de presencia de roya, y cambios en sus intensidades;
  2. establecer protocolos para incorporar la observancia y conocimiento de los productores, y expertos locales y regionales;

 

  1. conformar la ventana para el padrón cafetalero, con fines de actualización, mejora, transparencia e interacción tanto con los productores y sus organizaciones, como con actores locales relevantes, tal es el caso de entidades de gobierno estatal y municipal, ONGs, expertos y otros dedicados a temas de innovación, transferencia tecnológica e integración social;

En esta dirección el proyecto contempla la activación de una línea de investigación aplicaday orientada a enriquecer esta Plataforma de monitoreo-observatorio con el potencial de la Percepción Remota, el Análisis Espacial y el uso de drones.

 

Bibliografía

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